En la segunda mitad del concierto recuperó a su anterior alter ego El ídolo, un disco que es vicioso, chuleta y bailón. Cantó Estoy mal, con un increíble juego de piernas (a ver si va a ser verdad lo de James Brown) y la canción El ídolo. Cuando tocaba como El Ídolo era para sudar, bailar y guiñarle el ojo a las chicas (el propio Adanowsky repartía sujetadores a la entrada del concierto para que las chicas se los tirasen luego al escenario; ahora que es El Amador, los directos son más para escuchar y saborear las canciones. el pais
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